El otro día asistí a una conferencia en mi universidad sobre la comunicación televisiva en Marruecos de la mano de Noureddine Affaya, presidente de la Asociación de Investigación en Comunicación Intercultural y miembro del Consejo Superior del Audiovisual en Marruecos. Otros conferenciantes fueron Josep Maria Carbonell, presidente del Consell Audiovisual de Catalunya (CAC), y la periodista Teresa Velázquez.
Marruecos tiene una larga historia, la cual está dividida en dos fases: control por parte del Gobierno y tendencias de apertura. Sin duda alguna, ha habido un conflicto de transición entre ambas etapas. Marruecos ha apostado claramente por las tendencias de apertura aunque haya grupos de presión en contra, por lo que se puede decir que Marruecos vive una evolución irreversible hacia un sistema mediático democrático.
Affaya contó como anécdota que durante una reunión entre magistrados españoles y marroquíes, los españoles argumentaron que la visión que tenían de Marruecos era la que se tenía de España hace unos 25 años, es decir, la de un país en transición. Sobre esta cuestión, Affaya cree que existen una serie de prejuicios y estereotipos entre España y Marruecos que hay que eliminar.
Como miembro del Consejo Superior del Audiovisual en Marruecos, Affaya cree que los consejos deben regular la programación, la publicidad y los distintos elementos audiovisuales a posteriori, porque si lo hicieran a priori los consejos se convertirían en mecanismos de censura.
Affaya habló de la prensa escrita, a la cual describió como “espejo de la sociedad”, del sector audiovisual, en el que cree que se debe potenciar la democracia participativa, de la publicidad, la cual es un sector económico fundamental en expansión, y del cine, del que se mostró especialmente orgulloso por ser Marruecos el número uno de los países árabes con una producción cinematográfica de 25 películas el año pasado.
Según Affaya, la comunicación audiovisual es el primer instrumento necesario para el desarrollo de la cultura de un país. La comunicación está en la mayoría de las ocasiones limitada por el poder establecido y muchas veces es imposible disociar el poder de la comunicación. La televisión es compleja por su pluridimensionalidad y por este motivo no se pude analizar desde una sola perspectiva. El desafía actual del Consejo Superior del Audiovisual en Marruecos es reducir la dimensión del poder y potenciar la comunicación humanista en la televisión.
No existe sólo un tipo de comunicación y toda comunicación audiovisual es inherente a los modelos culturales del país en cuestión. Affaya cree que los medios de comunicación siempre han sido el escenario perfecto para los desafíos interculturales. Respecto a este tema, Affaya contó una anécdota acerca de la cocina marroquí, la cual ha cambiado por los contenidos procedentes de otros países extranjeros y emitidos mediante la radio o la televisión. Como consecuencia, no sólo ha cambiado el gusto culinario de los marroquíes, sino también el tipo de publicidad, de equipamientos y de formación. Según Affaya, “la televisión lo puede todo: acercar y alejar pueblos y expresar el deseo de un pueblo.”
Actualmente, gracias a las parabólicas, en Marruecos se pueden ver canales de televisión de todo el mundo y, como consecuencia, la competencia con otros países ha contribuido a la mejora de equipamientos y de formación dentro del sector. La televisión pública se ha diversificado y RTV se ha convertido en una sociedad con cadenas regionales, deportivas, religiosas y educativas. Algunos creen que el sistema de comunicación marroquí es una copia del francés.
El Consejo Superior del Audiovisual de Marruecos se ha basado en otros consejos extranjeros, como es el caso del Consell Audiovisual de Catalunya, para partir de experiencias democráticas.
Affaya acabó su conferencia diciendo: “El derecho a la comunicación y el pluralismo deben estar asegurados.” Así se resume la función de los consejos audiovisuales.